Así como el viento voltea las ramas de los árboles, la vida, nos conduce, del mismo modo, a límites insospechados.
No tenemos la capacidad de sobreponernos a sus decisiones, sino que debemos aprender a aceptar lo que llega y lo que va. Pues detrás de todos estos cambios, hay nuevas metas, esfuerzos y recompensas por las que vale la pena luchar. Y no me refiero a luchar en sentido estricto, sino a enfrentarnos a la vida con optimismo, valentía y con una sonrisa implícita en nuestro rostro. Cuando, verdaderamente, llegas a comprender lo anterior, recobras lo que se entiende como 'ilusión'.
Todo final da paso a un nuevo comienzo. Un comienzo, sin ilusión, no tiene significado alguno. Al fin y al cabo, pese al devenir de la vida, cada uno de nosotros somos capaces de forjar lo que queremos.
Recuerda siempre: "Todo lo que tu mente puede concebir, tú, lo puedes conseguir".
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